En el urbanismo musulmán hay rasgos diferenciales de gran importancia en la ordenación de las ciudades y de la vida pública. En una Entrada anterior alababamos el intrincado trazado de sus calles que, lejos de ser caótico, constituye una defensa contra las inclemencias del tiempo y contra una incursión enemiga dentro de la ciudad. Del mismo modo, las murallas protegen el centro neurálgico de la ciudad: la Medina, donde se encuentra la Mezquita, la Alcaicería, los Palacios principales y, en suma, el Poder Político, Económico y Religioso. Además, tienen una función de ordenación y separación de espacios urbanos, dejando fuera de sus muros los arrabales o barrios populosos. Se protege así también la Medina frente a levantamientos y revueltas.
Dentro de la configuración de la muralla, cobran especial importancia sus Puertas, que permiten controlar y fiscalizar el acceso a la ciudad. Normalmente en la ciudad Musulmana, las puertas principales están asociadas a los puntos cardinales: Norte, Sur, Este y Oeste. Sin embargo, la especial orografía de la mesa de Arunda, hacia imposible el acceso por el lado norte hasta la construcción del Puente Nuevo muchos siglos después.
Esta imposibilidad física constituía una gran ventaja estratégica pues las paredes del Tajo eran la mejor muralla natural que podía disponerse. Por tanto, la vida en la ciudad musulmana de Arunda estaba volcada principalmente hacia el Sur, donde se situaban los principales arrabales extendiéndose de Oeste a Este.
Puerta de la Cíjara الجسر الشرقي |
Puerta de los Esparteros. |
Una vez atravesada esta puerta, se entraba en un amplio corredor que, al abrigo de la muralla exterior y de la muralla interior, constituía un importante enclave militar que permitía desplazar los contingentes defensivos a lo largo de la muralla y, en caso de perder la posición, se convertía en paso forzoso para un invasor que quedaba expuesto a las flechas, aceite y piedras que los defensores quisieran arrojarles. En este pasillo, llamado de Chefchaouen por el hermanamiento de Ronda con la ciudad marroquí de idéntico nombre, se encuentra reconstruida la Puerta de la Cíjara. La Puerta de Esparteros o de la mancebía, hoy tapiada, comunicaba ambos arrabales, el Bajo o barrio de San Miguel y el alto o barrio del Espiritu Santo.
Puerta de la Cíjara. Foto de: carlostapiaronda.blogspot.com |
Al Sur, camino de Algeciras, se encuentra la Puerta de Almocábar, que debe su nombre a la proximidad del cementerio musulmán de extramuros (por etimología Al-maq-a-bir, cementerio). Se encuentra flanqueada por sendas torres de guardia donde se alojaban los soldados que la protegían y daba acceso al arrabal alto -como hemos dicho, hoy es el barrio del Espiritu Santo-.
Consta de tres arcos consecutivos, siendo construida en tapial, como casi toda la muralla y, posteriormente, se revistió con mampostería, decorándola con proyectiles de las bombardas que se emplearon en la toma de la ciudad. Esto se debe a que fue la primera ocasión en que la artillería cristiana empleó este tipo de arma en España y resultó determinante en el asedio. Fue modificada en tiempos de Carlos V, incorporándose la puerta de estilo renacentista que ahora se sitúa a su izquierda.
Puerta de Almocábar. A la izquierda la puerta renacentista. |
المقبرة Detalle del triple arco musulmán, protegido por sendas torres de vigilancia. |
Puerta de Almocábar iluminada de noche. Foto de: www.rondamagacine.com/ |
Cerca de la de Almocábar, también orientada hacia el Sur y subiendo la cuesta de acceso directo a la Medina, se encontraba la desaparecida Puerta de las Imágenes controlada desde la Alcazaba, castillo arruinado tanto por el asedio cristiano como por las tropelías de las tropas francesas que, en su retirada, volaron el castillo y su polvorín.
Ubicación de la desaparecida Puerta de las Imágenes, al amparo de la Alcazaba. |
En el Poniente, camino de Sevilla, se encuentran la Puerta de los Molinos y la Puerta del Viento, restaurada recientemente. La primera, como su nombre indica es la que daba acceso a los molinos situados en el fondo del Tajo, en el lecho del río Guadalevín, donde se producía la molienda del trigo para convertirlo en pan. Por ella, al igual que por la segunda, se accedía también a las zonas donde se cercaba el ganado (albacár). Eran, por tanto, accesos de gran importancia logística para la ciudad. Aún hoy en ese lugar hay en funcionamiento una pequeña central hidroeléctrica cuyas turbinas evocan los antiguos molinos.
Puerta de los Molinos |
Puerta del Viento, tras la última restauración. |
Puerta del Viento, antes de su última restauración. Foto de: http://www.rondamagacine.com/ |
Fuentes:
Fotos: propias, excepto indicadas.
Monografía del I Congreso Historia de Ronda. Bartolomé Nieto González et Al.
La historia de Ronda en versos. Juan A. Ordoñez.
Estructura Urbana de Ronda. Luis Lobo Manzano. Revista Jábega nº22
Ronda en la Primera Mitad del siglo XIX. Luis Lobo Manzano. Revista Jábega nº27